Estamos a cinco días de las elecciones al Parlamento Europeo
y a cuatro de la final de la Champions. Las primeras han sido calificadas por
todos como las más importantes en la historia de Europa, el segundo es la
sublimación del derby. Todos sabemos que acontecimiento suscita más interés:
Para la primera se prevé una tasa de abstención record en Europa (y en España)
y el segundo disparará los índices de audiencia. Entre la final y el inminente
advenimiento del Mundial, hasta los parlamentarios estarán con la mente puesta
en el balón, como en esta genial viñeta de El Roto.
En los últimos años nos hemos dado cuenta de la importancia
de las instituciones Europeas, hasta tal punto que toda la política española
está condicionada por la Unión. El Banco Central Europeo y la Comisión dictan
la política económica de los países miembros, y condicionan toda la actividad de
sus gobiernos, estableciendo límites al
endeudamiento, imponiendo reformas
laborales, recortando pensiones, suprimiendo derechos….
Existe un desapego evidente (y creciente) por la Unión
Europea. Y nos encontramos ante una
paradoja: a la vez que tomamos consciencia de su importancia, le dejamos de dar
importancia. Le damos la espalda, como a ese amigo con el que te has peleado y
no le diriges la palabra (ni la mirada).
Y en cierta medida el cabreo es justificado. Porque hasta
ahora ni los políticos nacionales, ni los parlamentarios europeos, ni las
instituciones de la Unión han conseguido explicar su función e importancia al ciudadano.
Las campañas, mítines y debates electorales se hacen en clave interna. Se usan
los sondeos y el resultado de las elecciones para legitimar o castigar al
gobierno de la nación. Los miembros del gobierno nacional responsabilizan a las
instituciones europeas de la política económica y los recortes sociales. Parece
hasta lógico que la mayoría de votantes prefiera irse a la playa o dormir la
resaca de Champions antes que ir a votar a un parlamentario que cobra una
barbaridad y que viaja dos o tres veces a la semana en business class a costa
de unos impuestos que no paran subir.
Como labor informativa me limitaré a describir someramente
las instituciones de la Unión Europea y las normativas emanadas de sus órganos.
Con un poco de suerte lo mismo conseguimos motivarnos a participar en unas
elecciones vitales para el destino de la Unión Europea.
Órganos de la Unión Europea
El Parlamento Europeo.
Es el órgano que representa a los ciudadanos de la Unión,
que votan directa y democrática a sus representantes. Sus funciones principales
son debatir aprobar (junto con el consejo), la legislación de UE, controlar las
instituciones de la Unión, en especial la Comisión, así como debatir y aprobar
el presupuesto de la Unión.
En cuanto a la función legislativa está limitada por cuanto
que la proposición legislativa viene marcada por la Comisión y el Consejo.
Además es el Consejo de Europa quien marca las directrices y las políticas
prioritarias de la UE. En cuanto al control de la Comisión este es más virtual
que efectivo, y los presupuestos son elaborados y gestionados por la Comisión.
Funciona, en definitiva, como una especie de parlamento nacional aunque más
limitado, por cuanto que de él no sale ni elige al gobierno, que es elegido por
el Consejo.
Los parlamentarios elegidos son miembros de un partido
nacional, que a su vez se agrupa, por ideología o interés, en un partido
político europeo (el Partido Popular Europeo, el Partido Socialista Europeo,
Alianza de los Demócratas, Verdes,etc.). Los partidos europeos suelen tener una
estrategia común, coordinan sus actuaciones y votan en bloque. Como ocurre en
el parlamento español, lo normal es que en las votaciones se correspondan con
las directrices acordadas por el grupo.
Este punto es importante y no se ha explicado correctamente. Elegimos
como parlamentarios a unas personas que están limitadas por la dirección de un
partido que a la vez está limitado por la dirección de un partido europeo en el
que se encuadra. De hecho los candidatos de los dos bloques principales,
Jean-Claude Juncker y Martin Schulz, han hecho campaña y debates por toda Europa.
En estas elecciones los votamos a ellos, o a los líderes de los grupos en los
que se encuadran los partidos que se presentan a las elecciones, por mucho que
los carteles electorales muestren a los candidatos españoles, que serán
parlamentarios o como mucho comisarios (bueno, solo uno).
Esto no quiere decir que estas elecciones carezcan de
importancia. De hecho son quizás las más importantes de la historia de la Unión,
porque la composición del Parlamento puede determinar el rumbo que tome la
política europea en la mayor crisis económica e institucional a la que se ha
enfrentado. Y ese es el drama. Cuanto más falta hace el respaldo ciudadano a la
UE, menos legitimada va estar por el elevado índice de abstención previsto. Y
habrá muchos que lo recuerden durante los próximos cinco años.
El Consejo de la Unión Europea
Es el foro donde se reúnen los ministros de los estados
miembros, dependiendo de la materia objeto de debate, cada país envía al
ministro del ramo. Aprueba la legislación de la UE, coordina las políticas
económicas de los países miembros, firma los acuerdos con otros países, aprueba
el presupuesto anual, desarrolla la política exterior y de defensa, y por
último coordina la cooperación entre tribunales y policías de los estados
miembros.
La Comisión Europea
Encarna el poder ejecutivo de la Unión. Representa y
defiende los intereses del conjunto de la UE. Está compuesta por 28 comisarios
y un presidente. El presidente y los comisarios son elegidos por el Consejo
Europeo, estos últimos de común acuerdo con el presidente nombrado. Estos
nombramientos están sometidos a la aprobación del Parlamento Europeo. Tanto
comisarios como presidente deben rendir cuentas al Parlamento, que es el único
que puede disolver la Comisión.
Como poder ejecutivo propone nueva legislación al Parlamento
y al Consejo, propone y gestiona el presupuesto de la UE, así como asigna los
fondos, hace cumplir la legislación de la UE junto con el Tribunal de Justicia
y representa a la Unión en la escena internacional negociando acuerdos con
otros países.
El Consejo Europeo
Son las reuniones o cumbres en las que los dirigentes de la
UE se reúnen para decidir sobre las políticas generales a e emprende y las
iniciativas de gran calado. Su función es doble: fijar el rumbo y las
prioridades políticas y tratar cuestiones complejas entre estados que no puedan
resolverse por medio de la cooperación intergubernamental. Se reúnen cada 6
meses los jefes de estado de los países miembros, y los presidentes de la
Comisión y del Consejo. Las decisiones se suelen tomar por consenso.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea
Interpreta el derecho de la UE para garantizar que se aplica
de la misma forma en todos los países miembros. También resuelve conflictos
legales entre los gobiernos y la UE. También pueden recurrir a él los
particulares, las empresas y las organizaciones que entiendan vulneraos sus
derechos. Está compuesto por un juez de cada uno de los estados miembros y son
designados por propuesta de estos. Está asistido por 9 abogados generales que
presentar de forma imparcial los asuntos planteados.
El Banco Central Europeo
Es la administración encargada de manejar la política monetaria
de los 18 países de la miembros de la eurozona. Su principal función en
mantener la estabilidad de los precios. Entre sus tareas figura definir y ejecutar
la política monetaria de ña zona euro, dirigir las operaciones de cambio de
divisas, cuidar las reservas exteriores del sistema europeo de bancos centrales
y promover el buen funcionamiento de la infraestructura del sistema financiero.
Además tiene el derecho exclusivo de autorizar la emisión de moneda euro, y
contribuye mantener el sistema financiero estable y a la vigilancia del sector
bancario. Se ha convertido en el órgano más determinante de la unión debido a
la crisis financiera iniciada en el año 2.007, y sus decisiones condicionan al
resto de órganos de la Unión y a los gobiernos de todos los estados de la
Euro-zona.
Normativa Europea.
La normativa europea se articula principalmente a través de dos tipos de normas: las directivas y los reglamentos. Pero tampoco hay que olvidar las recomendaciones de los órganos comunitarios, que influyen tanto o más y determinan las políticas de los países miembros, o las decisiones del BCE, etc.
Directivas: Normas comunitarias que vinculan a los estados a
la consecución de unos resultados u objetivos concretos en un plazo
determinado. Requiere de su
transposición al derecho nacional mediante normas internas de los estados, pero
que forman parte del propio ordenamiento del estado por medio de los tratados
internacionales y pueden ser invocadas directamente por los particulares si les
reconoce derechos frente a las administraciones públicas. Su no cumplimiento
lleva aparejada responsabilidad ante la Comisión y el Tribunal de Justicia, que
pueden sancionar a los estados incumplidores. Existen directivas legislativas
(aprobadas por el Parlamento y Consejo), delegadas (mandato legislativo
ampliado por la Comisión) y de ejecución (adoptadas por la Comisión).
Reglamentos: Normas comunitarias de alcance general y de
eficacia directa en todos los países miembros, sin necesidad de transposición.
Puede ser invocada en los tribunales nacionales y europeos de manera directa.
Existen como en las directivas tres tipos con las mismas características:
legislativo, delegado y ejecutivo.
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